Trabajar de lo que te gusta y sentirte realizado es el sueño de todos. Reflexionar sobre los objetivos y aspiraciones laborales permite hacerse una idea de las motivaciones existentes y ver con perspectiva la carrera profesional, para identificar los puntos positivos y los negativos.
Dedicas buena parte de tu vida a trabajar. Esta circunstancia hace que sea idóneo estar satisfecho, sentirse cómodo y feliz con las responsabilidades adquiridas y el puesto que ocupas, sea en una empresa o por cuenta propia.
Si tienes dudas realiza una revisión para saber si tienes que replantear objetivos y hacer un cambio laboral, o bien la motivación sigue intacta y no realizas variaciones en tu trayectoria.
Plantéate el presente para identificar tu situación, con unas cuestiones que facilitan obtener una respuesta concluyente. Piensa detenidamente, valora a nivel particular y general que te compensa para crecer profesionalmente.
Preguntas para conocer si eres feliz con tu trabajo
Para saber si necesitas un cambio en tu carrera profesional, si eres feliz con tus funciones, con las tareas que desarrollas y te planteas los objetivos que quieres alcanzar es conveniente hacerse una serie de preguntas y sacar conclusiones respecto a las respuestas que extraigas. La decisión la tomas tú mismo.
Estas cuestiones propician hacer balance y te proporcionan un conocimiento sobre si verdaderamente deseas continuar con tu profesión y puesto, o bien tienes que buscar nuevos retos.
¿Trabajas en lo que te gusta?
Es una pregunta recurrente para responderte a ti mismo. Valora si te llena profesionalmente el trabajo que haces. Es una cuestión importante para tener una satisfacción personal y saber si es necesario llevar a cabo un cambio de carrera profesional.
Es preciso saber lo que más aprecias porque se trata de una decisión a resolver de cara al futuro laboral para tener un empleo que cumpla con tus expectativas.
¿Qué no te gusta de tu trabajo?
Se trata de identificar cuáles son aquellas partes o tareas específicas que no son de tu agrado, porque puede ser que el trabajo sea satisfactorio pero existan elementos concretos que no te complazcan.
Te pueden molestar aspectos como los compañeros o jefes con los que no tengas buena relación, falta de equilibrio entre vida personal y laboral, un sueldo bajo, malos horarios, los valores de la empresa o tareas aburridas o excesivamente complicadas.
¿Qué te gusta de lo que estás haciendo?
Comprueba cuales son los aspectos que sí valoras que son positivos. Aquellas funciones y elementos que te complacen. Piensa en la importancia que tienen para ti y si son fáciles de adquirir en otro empleo.
Valora facetas como grandes posibilidades de crecimiento profesional, un gran aporte de conocimientos y experiencia, compañeros y superiores con los que te llevas a la perfección, o un sueldo que cubre todas tus necesidades y te permite ahorrar.
¿Estás aprendiendo?
Las características y funciones del puesto de trabajo, aunque no estés del todo contento, pueden permitirte alcanzar una experiencia provechosa de cara al futuro y adquirir unas habilidades y conocimientos que te servirán en otros roles.
Constata si es el caso para poder seguir aprendiendo y si la empresa te facilita formación, como estudios, cursos, eventos o conferencias.
¿Puedes hacer las cosas a tu manera?
Muchas personas desean poder realizar sus tareas de la manera que desean y dar rienda suelta a la creatividad.
Otras prefieren que esté todo bien estructurado sin la posibilidad de realizar cambios ni tener que complicarse, con ausencia de flexibilidad y primando rutinas. Valora cual es la que priorizas.
¿Qué es lo que más necesitas?
Piensa en tu nivel de felicidad actual en el rol que desempeñas. Clarifica tus objetivos, donde quieres estar en un periodo a corto, mediano y largo plazo. Cuáles son tus motivaciones.
Ten la iniciativa para hacer un análisis de tu situación actual y saca conclusiones sobre lo que te impulsa a seguir el camino que deseas.
¿Estás motivado para continuar con tu actual empleo?
Observa si crees en las funciones y proyectos que desarrollas actualmente y tu capacidad de concentración y motivación son las adecuadas.
Si la respuesta es negativa identifica el origen, en las cosas que te gustaría cambiar para que la situación sea positiva y si es posible alcanzar soluciones que sean efectivas.
¿Cambiar de empleo soluciona tus problemas?
Mira más allá y ponte en un nuevo escenario. Cambias de empleo y te encuentras en uno que cumple con tus expectativas. Piensa si te encontrarías con los mismos problemas y resolverías los actuales.
Valora también si tendrías que afrontar nuevos que te aportarán la misma sensación de insatisfacción.
¿Cómo sería tu trabajo perfecto?
Imagínate como te sentirías completo profesionalmente. Cuales serían todas las características que te llevarían a colmar tus expectativas laborales en todos los sentidos.
Comprueba si tu empleo actual te llevará a conseguir los objetivos o bien es un impedimento.
¿Te afecta a la salud física y mental?
Si tienes dudas de la conveniencia de tu actual puesto de trabajo pon en valor la salud física y mental. Constata como afecta a tu vida personal.
Toma una decisión si te impacta a nivel de estrés, el sueño, el estado de ánimo o a nivel físico, porque estos problemas van a más si se propaga en el tiempo.
¿Has tocado techo?
En todos los trabajos existen unas escalas para evolucionar a nivel personal y profesional. Mira si en tu rol has desarrollado todos los proyectos para cumplir tus objetivos, o bien todavía te queda recorrido por delante. Dependerá de tus metas.
Reflexiona sobre si tienes posibilidades de ascender, la opción de adquirir nuevas responsabilidades, oportunidades de incrementar tu potencial o como es la curva de aprendizaje que te queda por afrontar. La finalidad debe ser evitar quedarse estancado.
¿Tienes un cargo importante?
Toma perspectiva sobre tus preferencias y la trayectoria profesional que has desarrollado.
Valora el puesto que estás ocupando y el rol que desarrollas, con todas las habilidades que posees, la experiencia acumulada y las oportunidades de promoción que tienes por delante.
Tus funciones actuales te pueden abrir puertas más adelante en otras empresas, sectores y roles.
¿Para quién quieres trabajar?
Tienes la posibilidad de hacerlo por ti mismo o para una empresa u organización. En el primer caso afrontas tu propio proyecto, que puede ser en solitario o bien con socios y asalariados. En el segundo formas parte de una estructura.
Valora los productos o servicios que ofrecen, que representa la marca o institución, y que los valores se alineen con los tuyos.
¿Dónde quieres trabajar?
Focalízate en cuáles son tus prioridades. De qué forma quieres trabajar, si prefieres en una oficina o bien en remoto para hacerlo desde casa o cualquier lugar. Si deseas deberte a una empresa o bien buscas más autonomía y quieres ir a la tuya.
También si eres de los que te gusta cambiar de aires cada cierto tiempo o los que buscan flexibilidad para no estar atado a unos horarios.
Tal vez aspiras a formar parte de la plantilla de una multinacional, te inclinas por una pyme o por la seguridad que ofrece el sector público. Quizás quieras emprender o formar parte de una startup.
Son panoramas que tienes que plantearte para dar con aquello que anhelas.
¿Estás desaprovechado?
Identifica las fortalezas que posees. Analiza si las habilidades adquiridas se están aprovechando o bien tu posición es inferior respecto a lo que puedes aportar.
Debes tener un rol que te llene de energía y no quitártela. Mira si ser productivo y crecer profesionalmente se compagina en tu puesto actual o necesitas encontrarlo en otro lugar.
¿Vale la pena?
Reflexiona sobre las funciones que desarrollas y si te compensa. Siempre ayuda pensar que aquello que realizas es valioso tanto para ti como para los que te rodean y la sociedad, que aporta valor y ayuda a la gente.