Una entrevista de trabajo es fundamental realizarla con una preparación previa. Hay preguntas incómodas cómo ¿cuáles son tus puntos débiles?, a las que debes saber responder sin titubear en la respuesta para convencer a los reclutadores.
En un proceso de selección los responsables de recursos humanos tratan de descubrir al mejor candidato para un puesto de empleo. La entrevista de trabajo es uno de los procesos a completar. Sirve para comprobar la experiencia del aspirante, así como conocerlo de una manera más profunda y reunir el máximo de información.
Una manera de hacerlo es realizar preguntas difíciles en la entrevista de trabajo. Ver la actitud del candidato. Funciona para ver la sinceridad de la persona, porque las debilidades no aparecen en el currículum.
Llega el momento clave en el que el entrevistador pregunta al solicitante de empleo sobre sus vulnerabilidades en el ámbito laboral. Una mala respuesta, como en otras cuestiones, puede estropear un encuentro que hasta el momento estaba yendo muy bien.
Tienes que ser hábil para saber cómo contestar a los puntos débiles en una entrevista. La mejor opción es tener la respuesta bien preparada y transformar las debilidades en virtudes. Sé claro y explica como a partir de una fragilidad conseguiste solucionar la situación.
Consigues que el escenario se convierta en una fortaleza. Se logra revertir una situación negativa para convertirla en positiva. Responde con confianza y sé honesto. No trates de esconder tus vulnerabilidades.
Nadie es perfecto. Los técnicos de RRHH ya lo saben. Ellos tampoco lo son. Tienes que ser consciente de las propias debilidades y conocerte a ti mismo, para afrontarlas, encontrar soluciones y mejorar, tanto en la vida personal como la profesional.
Por lo tanto, nunca debes decir que no tienes puntos débiles como profesional. Aporta ejemplos con los obstáculos que te has encontrado, como los has encarado y solucionado. Estos ejemplos servirán de indicadores a los entrevistadores para decidir si optas a conseguir el trabajo.
¿Qué quieren saber los reclutadores?
Con los ejemplos de puntos débiles en una entrevista de trabajo los técnicos de recursos humanos buscan conocer los defectos del candidato y sus aptitudes.
- Autoconocimiento: el entrevistador quiere saber cómo hablas de ti mismo y si estás cómodo hablando de ti. Desea conocer aspectos de tu personalidad, del autoconocimiento que tienes y facetas de inteligencia emocional que posees.
- Autocrítica: espera percibir si conoces las propias limitaciones y eres capaz de aceptarlas. En un entorno profesional no siempre es evidente que uno mismo admita errores y menos que los haga públicos.
- Superación: es un exponente sobre cómo afrontar los problemas, situaciones difíciles, y encuentras la solución efectiva para superarlos. Expresa como a base de esfuerzo has superado las vulnerabilidades o los defectos.
- Proactividad: si admites debilidades no te puedes quedar únicamente en asumirlas, sino en tomar acción para mejorar. Los responsables de RRHH quieren ver cómo eres capaz de materializarlo para lograrlo.
Cómo responder a la pregunta de puntos débiles
En una entrevista de trabajo, sea presencial u online, es posible que acudas con cierta dosis de nerviosismo. Preparar la cita es fundamental para aumentar tu tranquilidad, para saber cómo y qué decir respecto a los puntos débiles. Si la tienes bien entrenada no será necesario improvisar.
- Habla con sinceridad, utiliza las palabras adecuadas y sé claro en el mensaje.
- Muéstrate natural y utiliza un lenguaje optimista.
- Debes saber reaccionar para contestar correctamente a cualquier pregunta.
- Usa la estrategia de exponer la debilidad y a continuación como la has solucionado.
- Demuestra tu capacidad de análisis sobre las capacidades profesionales propias.
Aspectos a evitar cuando hablas de las debilidades
En un proceso de selección la entrevista de trabajo es fundamental para la suerte del candidato. Es un momento crucial y donde los responsables de recursos humanos pueden tomar una decisión sobre la vacante.
Para causar la mejor impresión hay una serie de cosas que no debes decir cuando aparezca la pregunta de admitir los defectos propios.
- No digas nunca que no tienes debilidades: nadie es perfecto y todo el mundo puede cometer fallos a nivel laboral. Es normal que no te guste admitir errores, pero demuestras franqueza y es posible convertir la situación en un punto a favor. No reconocer los propios defectos manifiesta poca madurez.
- No expongas que no se te ocurre nada: si eres una persona con experiencia laboral e indicas que no te viene nada a la cabeza muestras que no te conoces lo suficiente a ti mismo, que no tienes autocrítica y poco interés por prepararte la entrevista.
- No expliques mentiras: todas las respuestas deben ser sinceras. No digas nada que no sea verdad, porque los entrevistadores están habituados a todo tipo de explicaciones y es fácil que puedan saber que estás mintiendo acerca las experiencias y las debilidades.
- Las respuestas que no sean cortas: las contestaciones deben tener una explicación. No quieras resumir demasiado cuando hablas de tus puntos flacos y con 2 palabras ya has terminado. Realiza una explicación y da pie a que se produzca una conversación si los reclutadores lo desean.
- Evita las respuestas típicas: olvídate de decir cosas como soy demasiado perfeccionista, muy exigente o trabajo demasiado. No suena nada sincero. Los técnicos de RRHH están hartos de escuchar estos tópicos y no lo van a valorar positivamente porque da la sensación que es una afirmación para salir del paso y que no quieres profundizar en la cuestión que te han planteado.
- No admitas ciertos defectos: siempre está bien admitir que tienes debilidades laborales, pero algunas por lo que suponen pueden provocar que no seas contratado, como exponer que eres irresponsable, arrogante, egoísta, impuntual, evitas las obligaciones o no aguantas los momentos de estrés.
- No hables mal de nadie: ninguna de tus vulnerabilidades tiene que servir para poner como excusa a otros, que te haga hablar mal de las empresas en las que has trabajado o de los jefes, compañeros y clientes que tuviste. Te hará mostrar como una persona problemática.
- No te expreses como si lo hicieras de memoria: tienes que ser natural, por lo que no hagas un listado de puntos débiles en la entrevista como si lo hubieras memorizado previamente. No queda nada sincero y se nota demasiado que está preparado. No causa una buena impresión.
Ejemplos de puntos débiles en una entrevista de trabajo
Cuando te encuentras en el proceso de selección para un empleo y preparas el encuentro con los responsables de RRHH te planteas que puntos débiles puedes decir en una entrevista de trabajo.
Primero tienes que identificar tus defectos profesionales. Cuando te toque exponerlos a los reclutadores indica un contexto en la respuesta, pon ejemplos para que vean como lo solucionas, que tienes capacidad de cambio y de mejora, que te sabes controlar.
A través de exponer argumentos sólidos tendrás la capacidad de transformar las debilidades en fortalezas.
A la cita con los responsables de recursos humanos tienes que ir conociendo tu experiencia, habilidades, competencias y experiencia respecto a las características del puesto de trabajo. De nada sirve si expones vulnerabilidades laborales que padeces que nada tienen que ver con la vacante que se ofrece.
A continuación encontrarás algunos ejemplos de debilidades profesionales y la explicación a dar para enfatizar que eres una persona que se preocupa en mejorar y resolver problemas.
No saber delegar
“Me cuesta delegar porque me gusta tener controlados todos los procesos y saber que el trabajo realmente se está haciendo. Creo que tengo la capacidad para llegar a todo, pero con el tiempo he aprendido que debo confiar más en los demás y no sobrecargarme. Delego funciones para así poderme centrar en las tareas más importantes y en las que puedo ser de mayor utilidad. Actuar de esta manera permite obtener mejores resultados a la empresa y a mí también”.
Con esta respuesta señalas que te gusta hacer las cosas bien, trabajar en equipo, confías en los demás y sabes priorizar.
No saber decir que no
“En mi trabajo me gusta volcarme en lo que hago. Soy una persona que me motivan los nuevos proyectos. Siempre que me proponían alguna cosa la aceptaba, situación que llevaba a sobrecargarme en exceso. Como todo el mundo tengo límites. Si quieres ser eficiente y mantener la productividad tienes que saber apreciar todas las acciones que desarrollas. Así que ahora hago una valoración para que no afecte a la planificación, las prioridades y los objetivos marcados”.
Esta contestación hace ver que te preocupas por tener un rendimiento positivo y que eres entusiasta con lo que haces para alcanzar las metas.
Mala planificación
“Tenía el defecto de no saber hacer una buena gestión del tiempo. Invertía demasiado tiempo en tareas donde no era necesario y provocaba que los proyectos los entregara en el último momento, justo en la fecha límite, provocándome un gran estrés los últimos días. Soluciono esta situación a través de una planificación al inicio de cada tarea o proyecto, para saber dónde invertir más tiempo por los resultados que aporta y haciendo una priorización por importancia y urgencia entre las diferentes ocupaciones”.
Esta explicación constata el interés que tienes para que los proyectos se entreguen a tiempo y que estén resueltos de la mejor manera posible para cumplir con los objetivos.
Mucha autocrítica
“Soy muy autocrítico porque siempre pienso que podría haber hecho más. Tengo el nivel de exigencia alto. Aunque los resultados hayan sido buenos o excelentes, me ha quedado la espinita clavada que podrían haber sido todavía mejores. Aunque me facilitaran por el trabajo hecho, me quedaba una sensación agridulce. Esta percepción no me hacía bien, así que decidí cambiar el chip y celebrar todos los objetivos cumplidos, tanto a nivel personal como con el resto del equipo”.
Es una muestra que valoras que las tareas se realicen correctamente y te esmeras en que sea así, sabiendo valorar el trabajo bien hecho.
Falta de confianza
“Soy una persona tímida y esto me trajo inseguridades, especialmente en forma de falta de confianza hacia mis habilidades y lo que soy capaz de hacer. Decidí dejar cualquier pensamiento limitante, como tener el síndrome del impostor o preocuparme por lo que podían pensar los otros de mí. Esto me llevó a atreverme a hacer y proponer más proyectos. El resultado fue muy positivo tanto para mí, como para el equipo y la empresa”.
Esta es una prueba que eres capaz de superar adversidades, te esfuerzas a imponerte a las debilidades y no te pones límites para mejorar profesionalmente.
Miedo a hablar en público
“Cuando me tocaba hablar en una reunión en una sala con más de 5 personas me entraba el pánico. Me ponía nervioso, empezaba a sudar y a pensar que mi intervención sería un desastre. Ninguno de estos pensamientos me ayudaba. Así que intenté revertir la situación poco a poco, estudiando técnicas para superar este hecho. Aunque soy una persona más bien tímida decidí siempre tomar la palabra para aportar mis ideas. Ahora ya no tengo este problema y hago presentaciones sin sufrir ninguna tensión. Todavía no me veo dando una charla en un gran espacio con un aforo para centenares de personas. Quizás sea el próximo paso”.
Esta es una evidencia que luchas para quitarte los miedos internos, que tienes la capacidad de controlar los nervios en situaciones de presión y que te esfuerzas para comunicarte.
No preguntar
“Siempre preferí hacer las cosas sin necesitar a nadie. Si no sabía algo lo buscaba por mí mismo. A veces por vergüenza por si pensaban que no tenía los conocimientos necesarios. Pero te das cuenta que cuando trabajas en equipo lo mejor es que la comunicación sea fluida y que si no sabes algo lo preguntes a la persona adecuada. Es la manera más rápida y sencilla de resolver el asunto. Todos tenemos nuestras limitaciones y de esta manera no te quedas bloqueado, no pierdes un tiempo valioso y sabes exactamente cómo resolverlo. Me gusta encontrar soluciones por mí cuenta, es todo un reto, pero si es por el bien de la productividad realizo la cuestiones que sean necesarias”.
Es una prueba que tienes iniciativa para la resolución de problemas y que sabes adaptarte, sin renunciar a buscarte la vida.
Procrastinación
“Las cosas que no me apetecen hacer en un primer momento las dejaba para más tarde, siempre y cuando no supusiera un retraso para concluir un proyecto. Tampoco si ocurría con el trabajo de un compañero o cliente. Esto solo me suponía que las jornadas de trabajo se alargaran. Sabía que tenía que resolver el asunto así que decidí realizar una programación y completar las tareas por orden de importancia, aunque en ese momento no me apeteciera hacerlas. Acabar con el mal hábito de posponer las cosas supuso que mejorara mi rendimiento y mis horarios”.
Con esta respuesta expones que sabes tener la mentalidad adecuada para realizar cambios para mejorar la organización y que estás capacitado para la gestión de proyectos.
Falta de experiencia
“Toda mi carrera profesional la he desarrollado en el sector de la publicidad. No he realizado campañas de marketing pero sé cómo es el proceso porque las he vivido de cerca y conozco el funcionamiento de buena parte de las herramientas de las que más se utilizan, porque a nivel usuario las uso. Me gusta aprender y lo hago rápido. En poco tiempo me familiarizo con un programa y empiezo a dominarlo”.
Aunque te falta experiencia, presentas interés en aprender, en alcanzar nuevos retos y muestras valentía para cambiar de sector y las funciones a las que estás acostumbrado.