La procrastinación es un fenómeno común que afecta a muchas personas. Ya sea posponer una tarea desagradable o demorar una actividad importante para otro momento, es un elemento que afecta a nuestros esfuerzos por ser productivos y alcanzar metas.
El obstáculo es todavía mayor en dos casos, cuando se trata de afrontar las labores que nos parecen tediosas y hacerlo en periodos concretos del día, casi como un reloj interno que nos sabotea en los instantes más importantes.
Los motivos para posponer los quehaceres son varios, que van desde simplemente no querer hacerlos, a aplazarlos porque nos parecen aburridos, conllevan demasiado trabajo, no nos motivan o son poco gratificantes.
Para tener la mentalidad adecuada, evitar la postergación de trabajos pendientes y perder el tiempo, debes desarrollar la autodisciplina y demostrar responsabilidad.
Superar la procrastinación para completar tareas tediosas
El aplazamiento de realizar actividades o decisiones es más común de los que muchos piensan. Las tareas tediosas, que no ofrecen ninguna motivación a la persona, son todo un desafío para llevarlas a cabo y completarlas correctamente.
Para no demorar más su materialización, sigue los siguientes pasos para facilitar su cumplimiento:
Divide y vencerás
En lugar de ver la obligación como una montaña insuperable, divídela en partes más pequeñas y manejables. Hace que parezca menos abrumadora y más fácil de abordar.
Establece plazos realistas
Asigna plazos específicos para cada parte de la actividad y comprométete a cumplirlos. La percepción de urgencia sirve mantener el impulso y que no aparezca la procrastinación.
Encuentra motivación
Identifica por qué es importante completar la tarea y qué beneficios obtendrás al hacerlo. Sustentar la motivación en mente contribuye a superar la falta de interés inicial.
Elimina distracciones
Reconoce las distracciones comunes que te alejan de la labor y elimínalas o minimízalas tanto como sea posible. Realiza acciones como apagar el teléfono, trabajar en un ambiente tranquilo o utilizar aplicaciones de bloqueo.
Recompénsate
Establece pequeñas recompensas para ti mismo por cada parte del quehacer completado. Es fácil de cumplir y anima. Hace que parezca menos desagradable.
Cambia tu enfoque
En lugar de enfocarte en lo molesto que es la actividad, concéntrate en el sentido de logro y satisfacción que experimentarás al completarla. Visualiza el resultado final y utiliza eso como inspiración para seguir adelante.
Practica la autocompasión
Reconoce que es natural sentir aversión hacia ocupaciones aburridas, pero recuerda que eres capaz de superarlas. Trátate con amabilidad y comprensión, en lugar de castigarte por procrastinar.
Visualiza el éxito
Imagina cómo te sentirás una vez que hayas completado la tarea tediosa. Visualiza el alivio y la satisfacción que experimentarás al cruzarla de tu lista de pendientes.
Evitar procrastinar en momentos específicos del día
Para superar aquellos momentos de la jornada en las que eres menos productivo, tienes que desarrollar la autodisciplina. Crea hábitos que te proporcionan fuerza para completar las labores que menos te apetecen hacer.
Realiza una mejor gestión del tiempo a través de los siguientes consejos:
Planificación inversa
Empieza el día con las labores más difíciles o menos atractivas. Reservar estos instantes para afrontar las que tiendes a posponer resulta efectivo. Ten en cuenta siempre que las más importantes y urgentes se deben completar sí o sí.
Identifica patrones
Observa los instantes de la jornada en los que tiendes a procrastinar y reflexiona sobre por qué podría estar ocurriendo. Identificar patrones te posibilita tomar medidas proactivas para solucionarlo.
Establece rutinas
Crea una rutina diaria que incorpore tiempo dedicado específicamente a los quehaceres que tiendes a posponer. Establecer hábitos permite reducir la resistencia a realizar estas labores en momentos concretos.
Crea un entorno propicio
Diseña un entorno de trabajo que te facilite mantenerte concentrado, libre de distracciones y prolífico. Debes tener todo lo que necesitas a tu alcance.
Haz descansos programados
Programa descansos cortos y regulares durante la jornada para recargar tu energía y mantener la concentración. Saber que tienes momentos de descanso planificados reduce la tentación de procrastinar durante esas fases.
Sigue alguno de los métodos de productividad existentes, como la técnica de Pomodoro.
Practica el autocuidado
Cuida la salud física y mental durante toda la jornada. Dormir lo suficiente, hacer ejercicio, seguir una dieta saludable y socializar mantiene los niveles óptimos de energía y concentración
¿Cuáles son las señales de que estoy procrastinando?
Reconocer las señales de advertencia te permite tomar medidas proactivas para superar la procrastinación y aumentar el rendimiento. Reconocer estos patrones propicia el control de tus acciones y a desarrollar hábitos de productividad.
Distracciones frecuentes
Encuentras constantemente excusas para alejarte del trabajo que deberías estar realizando, como revisar el correo electrónico, navegar por las redes sociales, ver la televisión o limpiar tu espacio de trabajo.
Falta de concentración
Luchas por mantener la concentración en la tarea en cuestión y tu mente divaga constantemente hacia otras cosas. La procrastinación a menudo se manifiesta como una falta de enfoque y atención en aquello que debes realizar.
Postergación de tareas importantes
Tiendes a posponer las tareas importantes o urgentes para más tarde, especialmente en momentos concretos del día en los que deberías estar más concentrado y productivo.
Sensaciones de ansiedad o estrés
Experimentas ansiedad, estrés o abruma ante la perspectiva de acometer una labor determinada. Aplazarlas funciona como una forma de evitar afrontar esos sentimientos.
Excusas constantes
Siempre tienes excusas o racionalizaciones para justificar por qué no estás trabajando en aquello que deberías estar realizando, como decirte a ti mismo que no estás en el estado de ánimo adecuado o que necesitas más tiempo para prepararte.
Falta de progreso
Te das cuenta de que no estás avanzando en tus deberes en fases concretas, a pesar de tener tiempo y recursos disponibles.
Buscar actividades menos importantes
Te encuentras buscando activamente actividades menos importantes para ocupar el tiempo en vez de encarar aquello que deberías estar haciendo.
Son acciones que ofrecen una gratificación inmediata en lugar de realizar el quehacer que requiere esfuerzo y tiempo.
Sensación de arrepentimiento después
Experimentas sensaciones de arrepentimiento, culpa o frustración después de pasar periodos sin realizar la tarea que debías hacer.
Falta de satisfacción
Sientes una falta de satisfacción o logro al final del día debido a la falta de progreso en tus deberes en instantes precisos.
Sensación de pérdida de control
Te das cuenta de que estás perdiendo el control sobre tu tiempo y tus labores durante espacios de la jornada, y sientes que estás dejando que la postergación dicte tus acciones en lugar de tomar el control de tu productividad.